Todas las familias tenemos una forma particular de poner la mesa navideña. Unas optan por la carne horneada, y otras por el pescado en todas sus variantes. Las mesas de los gaditanos a finales de año son variopintas en materia de sabores, pero mantienen determinadas tendencias gastronómicas que no varían a pesar de los años. También en este sentido podemos hablar de los vinos que acompañan a los platos, ya que la bodega de vinos es amplia, pero en este caso podemos optar por algunas firma de vinos de la Tierra de Cádiz, sin sentimientos primarios de hacer patria, simple y llanamente por que son grandes caldos del buen hacer de buenos enólogos. Semidulces, secos, blancos y tintos se encuentran en el catálogo de vinos de la provincia. Tierra Blanca de Páez Morilla, las distintas variedades de Forlong, o si queremos algo de las tierras gallegas un albariño Marqués de Frías, o un buen Rioja como el Azpilicueta. Cómo no, tampoco podemos olvidarnos de los Sherry´s tan habituales en estas fechas, Finos, Manzanillas, Olorosos y acompañando al postre un buen Pedro Ximénez.
Si optamos por las carnes, en La Dorada siempre hemos apostado en nuestra carta por el solomillo, la presa, las chuletas de ternera, e incluso el jabalí a la jardinera. En las viviendas tampoco falta el pavo, o el pollo relleno al horno. Y si nos decidimos por el pescado y el marisco, hay cosas que no varían en el centro de las mesas navideñas y que tampoco faltan en nuestra carta desde hace cuatro décadas, los langostinos y las gambas, ya sean cocidas o a la plancha. En materia de piezas de pescado que pueden ir bien al horno o a la espalda, una buena dorada no deja indiferente a nadie. También la corvina y la lubina son pescados que van muy bien para complementar con otros entrantes como las navajas a la plancha, o los mejillones.
Ya sabemos que la provincia nos ofrece grandes alimentos con los que podemos hacer una gran mesa navideña. El atún de almadraba por ejemplo está actualmente en primera línea de salida, así como los quesos de la sierra, como el Payoyo por ejemplo, o la Urta a la roteña, un guiso que sigue gustando mucho.
Las posibilidades de postres hoy día ya son muy grandes. Los turrones típicos o los polvorones y alfajores de Medina, también se han ido transformando en helados y cremas de todo tipo. El mismo sabor pero transformado en formatos diferentes. No pueden faltar los pestiños con su característica melaza, ni la pastelería típica de obradores artesanales de la zona, como los roscones de reyes.